miércoles, 5 de diciembre de 2018

LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE LA DICTADURA



 COMIENZOS DE LA ÉPOCA MILITAR:


La dictadura cívico-militar que gobernó en Argentina entre 1976 y 1983, luego del golpe de estado del 24 de marzo de 1976 que derrocó al gobierno Constitucional de la presidenta María Estela Martínez de Perón, estaba encabezada por una junta militar integrada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas: Jorge Rafael Videla (Ejército), Emilio Eduardo Massera (Armada) y Orlando Ramón Agosti (Fuerza Aérea).

Durante esta dictadura, también conocida como "Proceso de Reorganización Nacional" se secuestró, torturó y ejecutó clandestinamente a miles de personas, solo por sospechas de ser guerrilleros o activistas civiles, aunque no tuviesen relación con organizaciones armadas. Se establecieron centros clandestinos de detención para llevar a cabo estas tareas. Las personas detenidas en aquel tiempo son conocidas como «los desaparecidos» ya que gran cantidad de ellos fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes o arrojados al mar desde aviones militares.

SER PARTICIPE DEL SISTEMA EDUCATIVO  DURANTE LA DICTADURA MILITAR


-Ser docente, durante este período, significó sujetarse a sus imposiciones o ser considerado subversivo y, como tal, pasar a engrosar la lista negra de desaparecidos.
-Ser alumno significó perder la entidad de “estudiantes” para convertirse en un recipiente receptor de los conocimientos emanados del docente al servicio de los objetivos del poder.

SUBVERSIÓN EN EL ÁMBITO EDUCATIVO: 

El 24 de marzo de 1978 comienza en el país una dictadura de más de siete años que se cobró la vida de 30.000 personas y desmanteló el aparato productivo del país. En 1978, al mando del coronel Agustín C. Valladares se llevó a cabo la “operación claridad”, como se denominó al espionaje e investigación de funcionarios y personalidades vinculadas con la cultura y la educación. 

Todas las dependencias del Ministerio de Cultura y Educación fueron ocupadas por miembros de las Fuerzas Armadas que trataban de diciplinar al sistema educativo, y erradicar de él los elementos “subersivos”.

Así, el Ministerio de Educación publicó un panfleto denominado “Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos a nuestro enemigo”, que tenía por objetivo “erradicar la subversión del ámbito educativo y promover la vigencia de los valores de la moral cristiana, de la tradición nacional y de la dignidad de ser argentino. Por resolución N° 538 del 27 de octubre de 1977, el folleto debía ser distribuido en todos los establecimientos educativos del país, entre personal docente, administrativos y alumnos, en caso de considerárselo adecuado. La desaparición forzada de personas fue muy extendida entre docentes, investigadores y estudiantes.






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